1. La dimensión pedagógico- didáctica

La dimensión pedagógico-didáctica es la que, por sus características, brinda particularidad a los establecimientos educativos, constituyendo a las actividades de enseñanza y de aprendizaje en su eje estructurante, actividad sustantiva y específica.

Se vincula esencialmente con el análisis y comprensión de las prácticas que llevan a la apropiación del curriculum escolar. Así, subyacen a estas prácticas las concepciones sobre los procesos de enseñanza y de aprendizaje, las remiten a las teorías de la enseñanza y del aprendizaje, a la relevancia y el sentido que se otorga al conocimiento en la escuela, involucra también los criterios de evaluación y de promoción. Hace referencia esencialmente a cómo discurre, en el interior de la institución educativa, el currículo prescripto.

  1. La dimensión administrativa

El término latino ministrare, significa administrar y debe entenderse como cuidar, regir, proveer lo necesario, aplicar, suministrar; está estrecha e indisociablemente vinculado a gobernar, es decir, a conducir una pluralidad de personas. Toda conducción requiere una administración. Se puede organizar la administración de una institución de muchas maneras, pero no se puede dejar de lado esta dimensión de la tarea de conducción.

Serían cuatro tipos de actividades que habitualmente llamamos administración:

  • La previsión de los recursos.
  • El control normativo. La tarea de diseñar estrategias para controlar el cumplimiento normativo corresponde a los administradores.
  • La organización de las diferentes tareas institucionales: el tiempo y el espacio. La construcción de organigramas institucionales y la distribución de tareas en el espacio y el tiempo son requisitos para una mínima organización del trabajo.  
  • La comunicación.Una de las funciones de la administración es también asegurar que el flujo informativo llegue a todos los sectores y miembros de la institución. Para ello es necesario construir canales de comunicación por los cuales hacer transitar la información y crear rutinas comunicativas.
  1. La dimensión organizativa

No resulta fácil diferenciar taxativamente las competencias y funciones de la dimensión organizacional de las que competen a la dimensión administrativa.

En líneas generales el director, el vice-director y el secretario/a forman el equipo directivo y sus actuaciones requieren unidad de criterios y colegialidad. Existen determinadas tareas y funciones que son propias de cada uno de los miembros que integran el mencionado equipo directivo, pero las principales funciones que se encuentran vinculadas de una forma más específica a los directores son las siguientes:

  1. La toma de decisiones. Es preciso que se sustente en tres ejes esenciales: información, intuición y creatividad.
  2. La programación y evaluación de procesos y de resultados. Programar supone establecer, con carácter previo, hacia dónde caminamos y qué objetivos son los deseados. El ejercicio diario de la actividad directiva requiere una previsión detallada de las metas que se pretenden conseguir, al mismo tiempo que una descripción clara de los criterios e indicadores que habrán de servir para valorar el trabajo realizado.
  3. La comunicación. Por ser una de las funciones esenciales, debe ser especialmente cuidada y mejorada de forma continua, ya que el cauce comunicativo transmite información, de una parte y de otra, la recaba.
  4. La delegación de tareas. Consiste en la transferencia planificada de autoridad y responsabilidad a otros para que ejecuten el trabajo. Se pueden delegar funciones y autoridad pero la responsabilidad nunca puede ser delegada totalmente. La responsabilidad absoluta respecto de la marcha del proyecto institucional permanece en el equipo de conducción.
  5. La coordinación intra y extraescolar. En general, las instituciones educativas como entes sociales vivos, presentan una doble apertura: hacia el propio interior y hacia el entorno que las rodea.
  1. La dimensión socio-comunitaria

Se apela a lo comunitario como modo de convocar a la población en general, para desarrollar comportamientos y actitudes de mayor compromiso con los problemas de la educación. La apelación a lo comunitario está acompañada de una convocatoria a la participación en los ámbitos escolares

Dos cuestiones claves se imponen al abordar la articulación entre escuela y comunidad:

  1. El carácter abierto o cerrado de las organizaciones de la comunidad.
  2. El tratamiento del concepto de participación. Existe un generalizado acuerdo en otorgarle a la participación un papel importante en la organización de las instituciones y en sus posibilidades de concretar objetivos. La participación es un vehículo para el desarrollo de sentimientos de pertenencia. Se pueden distinguir cinco niveles de participación: El nivel informativo; El nivel consultivo; El nivel decisorio; El nivel ejecutivo; El nivel evaluativo.

Para evitar conflictos desgastantes, la creación de ámbitos de participación en el seno de las instituciones debe realizarse sobre la base de una clara asignación de niveles de participación y ámbitos/materias de intervención.

  1. La dimensión pastoral

En el colegio católico, la dimensión pastoral no es una dimensión más. Hace referencia a algo que determina su razón de ser. Para la Iglesia, (tal como lo afirma el Documento de Puebla) “educar al hombre es parte integrante de su misión evangelizadora” (N° 1012-1031).

Desde esta perspectiva, la pastoral educativa en el centro escolar es la identidad y misión de la escuela católica puesta en acción y comprende todos los aspectos de la escuela (la gestión, los ámbitos: pedagógico-didáctico, organizativo-administrativo, socio-comunitario y pastoral).

Esta identidad y misión permiten comprender que la pastoral educativa no es solamente el momento religioso en la escuela (lo sacramental, la oración, la proclamación de la Palabra, etc.), ni tampoco el hecho áulico de la catequesis, la instrucción o formación religiosa. Estos son partes de esta  dimensión, ya que lo pastoral es el conjunto de toda la escuela católica cuando expresa el dinamismo de su identidad y misión.

Las metas que se propone la pastoral educativa son muchas y variadas, pero esencialmente:

  • Hace crecer la cultura en las personas desde la perspectiva del Evangelio, propiciando los valores coherentes con su vocación temporal y trascendente. Su objetivo no se centra tanto en transmitir una doctrina, sino en educar a la persona.
  • Tiene como finalidad promover el itinerario cristiano dentro del proyecto educativo. Lo más característico es la dirección que imprime a todo el proceso educativo.
  • No es algo que se agregue al curriculum explícito o implícito. La pastoral educativa es la evangelización del curriculum y evangelizar el curriculum significa evangelizar toda la escuela.

En la pastoral educativa, toda la comunidad escolar es agente y destinatario, cada uno con su rol y función.

La organización de las actividades pastorales puede variar de una escuela a otra, pero normalmente incluye: Pastoral de niños, Pastoral de alumnos jóvenes, Pastoral de docentes, Pastoral misionera o de proyección socio – comunitaria, Pastoral de familias, Pastoral de ex-alumnos.

La articulación entre lo pedagógico y lo pastoral se refiere a un ensamble estratégico, planificado y procesual entre la dimensión pedagógica que anima el Proyecto Educativo Institucional (PEI) y el Proyecto Curricular Institucional (PCI), con la pastoral que anima y que se expresa en el Proyecto Pastoral Institucional (PPI). Estos tres cauces: PEI, PCI y PPI tienen convergencia en un único eje estructurante para toda la escuela que se suele denominar clave pastoral.