La Congregación lleva adelante la misión, realizando el diálogo profético con diferentes interlocutores, pero a través de las dimensiones características, que son los rasgos distintivos de cada misionero, son el sello de cada verbita, pertenecen a nuestra identidad, a nuestra historia, a nuestro carisma. Las cuatro dimensiones características son:

  1. Apostolado bíblico. El alimento de nuestra vida es la Biblia, la Palabra de Dios escrita en las Sagradas Escrituras. Los misioneros del Verbo Divino consideramos que nuestra obligación es proclamar la Palabra de Dios a todos los hombres, suscitar nuevas comunidades del pueblo de Dios y promover su crecimiento en comunión con la Iglesia Universal.
  2. Animación misionera. Como misioneros debemos continuar la misión de Jesús, es decir anunciar la Buena noticia a todos. Nuestra tarea principal es encarnar la Palabra de Dios en el lugar en que nos toca trabajar.  
  3. Jupic (Justicia – Paz e Integridad de la Creación). Los pobres, excluidos o marginados, ocupan un lugar de privilegio en el Evangelio, por lo que debemos asumir el compromiso de velar por el reconocimiento de los derechos humanos de todos los hombres y por la transformación de la sociedad y del mundo velando por la promoción de la dignidad humana y la preservación del medio ambiente.
  4. Comunicación. La comunicación implica “salir” al encuentro, involucrándonos con nuestros compañeros de diálogo. La comunicación, en su expresión más profunda, consiste abrirse al otro en amor. Dios nos ha confiado la hermosa tarea de construir puentes entre personas y pueblos, al estilo de Jesús.